miércoles, 30 de junio de 2010

Disfunción sexual en el adulto mayor

Existen numerosos problemas que impiden que el adulto mayor mantenga una actividad sexual continuada. El primero es la propia actitud del adulto mayor ante lo que son cambios fisiológicos normales. El progresivo alargamiento del período entre las erecciones y la mayor dificultad para conseguirlas puede producir una ansiedad creciente en el hombre, y esta ansiedad perjudicará aún más su capacidad de respuesta sexual. Lo mismo sucede con la dispareunia de introducción en las mujeres debida a la disminución de estrógenos postmenopáusica. Las molestias que pueden sentir provocan ansiedad anticipada con el consiguiente riesgo de aumento del dolor, creándose un círculo vicioso difícil de romper.
Puesto que en nuestra sociedad aún se mide la actividad sexual según el coito, y como la frecuencia con que éste es posible en la vejez es menor, muchas parejas de adultos mayores van optando progresivamente por la abstinencia. De manera que sin impedimentos físicos, muchas veces, se produce una disminución completa de la actividad sexual.
Si el adulto mayor sufre alguna enfermedad crónica, aunque ésta no afecte directamente a la capacidad sexual, el miedo y la actitud negativa ante los problemas de la edad limitan más la actividad sexual de ambos miembros de la pareja.
Otros factores que condicionan el desarrollo de una normal actividad sexual pueden ser las reacciones psicológicas negativas a las modificaciones del cuerpo que envejece, a la jubilación y a los relativos cambios del estilo de vida. En cambio, la vida sexual se enriquece si el adulto mayor vive la relación como un medio para expresar mejor su afecto hacia el otro componente de la pareja. "Sin la ternura, un vínculo profundo y una capacidad real de diálogo, la sexualidad acabará muriendo en la pareja anciana como en la joven".

-Disfunción sexual de causa orgánica en el hombre.
Todas las investigaciones demuestran que con la edad hay una disminución progresiva de la actividad sexual en el individuo sano, causada por la intervención de los cambios fisiológicos normales debidos al envejecimiento en interrelación con factores psicosociales.
Además, se produce un aumento de la prevalencia de disfunciones sexuales debidas a causas médicas, psicológicas y/o como efecto secundario de la medicación administrada. En ocasiones resulta difícil diferenciar los cambios normales relacionados con la edad de los síntomas debido a patología.

* Disfunción eréctil
Cualquier signo de impotencia provoca en el adulto mayor gran preocupación, con frecuencia esta alteración se asocia con el envejecimiento debido generalmente al desconocimiento.
Este hecho lleva generalmente a no consultar a los especialistas. En la mayoría de los casos los trastornos en la erección se deben a múltiples factores, siendo el trastorno vascular el factor más frecuente de impotencia en la vejez, debido, entre otros a alteraciones del sistema arterial, síndrome de insuficiencia venosa, etc., con afectación sistémica o solo localizada a nivel genital.
También influyen, la medicación, los hábitos tóxicos (alcohol, tabaco), trastornos metabólicos y endocrinos, destacando por su alta prevalencia, la diabetes mellitus (en el hombre puede producir no solo alteración de la erección, sino también disminución de la libido), trastornos neurológicos, enfermedades sistémicas (insuficiencia renal, EPOC, insuficiencia cardiaca, cirrosis, cáncer. Todas estas patologías son bastante frecuentes en los adultos mayores y como enfermedades que afectan a todo el organismo también se van a manifestar con alteraciones sexuales, entre otras razones porque pueden dificultar la capacidad física necesaria para realizar el acto sexual.
Otras enfermedades como la artrosis o la artritis reumatoidea pueden afectar la actividad sexual porque provocan dificultades en la adopción de posturas o movimientos.

-Disfunción sexual en la mujer
Dada la educación recibida, es difícil que las mujeres mayores consulten por este tipo de problemas.

* Dispareunia o coito doloroso
Es el síntoma más frecuente dentro de las disfunciones sexuales en la mujer. Aunque la causa más frecuente de su aparición es la disminución de la producción de estrógenos debido a la menopausia, como ocurre en el 30% de los casos en mujeres postmenopáusicas, hay otros trastornos sistémicos que pueden ser origen de esta alteración.
La atrofia vaginal postmenopausia, con disminución de la lubricación de la mucosa, convierte a la vagina en un órgano más susceptible a las lesiones por roce y también a posibles infecciones.
Otra molestia importante es la disminución o pérdida del deseo sexual, que parece asociada a una disminución de la producción de andrógenos que ocurre tras la menopausia.

* Incontinencia urinaria
Trastorno muy frecuente en mujeres mayores, generalmente multíparas, inhibe el deseo y la respuesta sexual. El 46% de las mujeres que presentan incontinencia urinaria reconoce que este problema altera su actividad sexual.

* Histerectomía
Muchas veces la histerectomía es vivida por la mujer como una pérdida de la femenidad que secundariamente puede llevar a un trastorno depresivo y consecuentemente producir disfunción sexual.

Actividad Sexual

· Cambios en el patrón sexual en el adulto mayor

El comportamiento sexual en la vejez depende de muchos factores: salud en general, disponibilidad de un compañero (a) sano (a), personalidad, actitudes hacia y de los otros, nivel de educación, nivel social, creencias sexuales, actitud sexual previa, intereses y prácticas previas, grado de satisfacción con la vida, etc.

La sexualidad en el adulto mayor debe considerarse en una forma amplia e integral, incluyendo en ella tanto componentes físicos como emocionales. Por ello, se acepta como normal en el anciano ciertas modificaciones en el patrón sexual considerado como estándar si se relaciona con el adulto joven; estas serían: disminución del número de coitos y el aumento proporcional de otras actividades sexuales como las aproximaciones físicas, caricias, ratos de intimidad emocional, de complicidad, relaciones de compañía o masturbaciones.

· Cese de la actividad sexual

El cese de la actividad sexual no es un suceso exclusiva y necesariamente cronológico sino que depende de muchos factores como el estado de salud y el grado de incapacidad física y mental (tanto del sujeto como de su pareja), la frecuencia y la calidad de las relaciones sexuales previas, la mal interpretación e inadaptación a los cambios fisiológicos propios del envejecimiento, la situación afectiva y calidad de la relación con la pareja y con otras personas, y de otros cambios en el papel social del adulto mayor, como la viudez, el cambio de domicilio, la institucionalización y las crisis de salud.

Sexo y sexualidad en la vejez.

En la vejez el concepto de sexualidad se basa fundamentalmente en una optimización de la calidad de la relación, más que en la cantidad de ésta. Este concepto se debe entender en forma amplia, integrando en él, el papel que juega la personalidad, el género, la intimidad, los pensamientos, sentimientos, valores, afinidades, intereses, etc.

El proceso de envejecimiento juega un papel importante en la modificación del patrón sexual y en el cese de la actividad sexual. Con el envejecimiento fisiológico se producen una serie de cambios anatómicos en los órganos sexuales de los ancianos, que se acompañan de modificaciones funcionales en las distintas fases del ciclo sexual.

  • Principales cambios funcionales en los órganos sexuales con el envejecimiento

*Erección más lenta y menos completa
*Descenso rápido de la erección tras la eyaculación
*Frecuencia eyaculación retrógrada y Orgasmo duración corta
*Período refractario prolongado tras la eyaculación

-Mujer:
*Disminución de Hormonas sexuales circulantes
*Disminución de la Lubricación vaginal
*Orgasmo de duración corta
*Disminución del Número de contracciones orgásmicas
*Rápido descenso tras el orgasmo

• Fases del ciclo sexual
-Hombre:
* Fase de excitación: el adulto mayor necesita más minutos que el joven para lograr la erección y esta es menos firme además, se reduce la respuesta visual y táctil respecto a los jóvenes.

* Fase de plateau o meseta: es más larga por disminución de la fuerza del músculo cremaster con disminución de la elevación testicular.

* Fase de orgasmo: es más corta y con un menor volumen de líquido seminal.

* Fase de resolución: la pérdida del volumen peneano es más rápida y el período refractario está alargado.

-Mujer:

* Fase de excitación: la fase de expansión y lubricación de la vagina está más alargada.

* Fase de plateau: la elevación del útero está disminuida; la duración y la intensidad a la estimulación sexual para lograr un orgasmo está aumentada.

* Fase de orgasmo: las contracciones musculares para el orgasmo existen pero disminuidas en número e intensidad, pudiendo haber contracciones dolorosas.

* Fase de resolución: está más alargada que en las jóvenes y presentan una reducción de la capacidad de multiorgasmo

Los cambios fisiológicos, anatómicos y funcionales, en los órganos sexuales en los adultos mayores no condicionan obligadamente el cese de la actividad sexual, sino que exigen una adaptación del comportamiento sexual a su nuevo funcionamiento, evitándose así frustraciones y situaciones de ansiedad ante las siguientes relaciones sexuales, que podrían llevar al cese innecesario de la actividad sexual.

¿Mito o realidad?



La sexualidad es y ha sido una de las áreas del comportamiento humano más desconocida y en la que aún prima muchas veces la anécdota sobre el conocimiento científico. Y si esto es cierto a cualquier edad, especialmente en los adultos mayores. La mera existencia de manifestaciones sexuales de cualquier tipo en la tercera edad es sistemáticamente negada, rechazada o dificultada por gran parte de la sociedad.

Todos los prejuicios sociales castigan al adulto mayor, privándolo de su derecho a mantener su actividad sexual satisfactoria. Esto, sumado a los cambios producidos por el envejecimiento en la sexualidad y a la dificultad o falta de interés por estudiarla, nos lleva a una gran ignorancia en el tema, hacen que parezca hasta "improcedente" plantear siquiera la posibilidad que los Adultos Mayores (AM) vivan su propia vida sexuada.

En una sociedad que está envejeciendo progresivamente, la sexualidad debería permanecer en una dimensión afectiva, sentimental y relacional durante todo el curso de la existencia, dejando atrás el supuesto de que los ancianos son sexualmente inactivos.